Soplo una bendición,
que alivia a tu corazón.
Y también al mío.
Como una estrella,
que está más allá de las sombras
que hoy pueblan
lo que fue nuestro edén.
Será el faro,
que tal vez use
un hierofante
o un paje de copas,
en otro tiempo y lugar,
para que nos miremos
con una sonrisa.
Hoy,
esa estrella
me consuela,
diciéndome que esa sonrisa,
aunque todavía
no exista,
incluso desde otro tiempo y lugar,
nos reconcilia,
abrigando nuestros corazones.
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