Dicen que todos lo intentan,
dicen que pocos pueden.
No importa.
Ni siquiera importa
que no hayamos podido.
Ni siquiera importa
la venda que nunca usaste,
las heridas
que nunca limpiaste.
Lo único que importa
es que en algún momento
aquella luz
que te hacía cosquillas
y que me daba calor
existió.
Que aún existe,
aunque hoy seamos
la sombra del otro.
Esa luz,
cobijada y protegida,
sin máscaras de héroes y villanos,
se ha transfomado;
y sigue cálida,
divertida
y tierna.
No sé dónde está,
tampoco su destino.
Sólo sé que hoy muestra caminos,
libres y claros,
con el color de los sueños,
de cada uno,
esos que alguna vez
tuvimos juntos.
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2 comentarios:
Me dolió el corazón, y después de expulsar sangre, se sintió aliviado.
Escribir desde las vísceras debe de ser la mejor forma de escribir, ¿no?
Excelente.
Gracias, Sonia! Escribir así es muy liberador.
Me encantó tu micro-poema :)
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