Cuento la historia
de un hombre alegre
y feliz,
reflejo
de sueños atesorados
que hoy,
tal vez,
penden de un hilo.
Entonces cuento
las horas,
los minutos
y los días,
que a veces,
parecen
no tener sol.
Y vuelvo a contar
una historia feliz,
esperando,
durante cada hora
y segundo,
ese abrazo.
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