Son latidos
escondidos,
que acallo
porque todavía
no es el momento.
Sin hora,
sin tiempo,
en un pantano
de soledad vencida
y sueños tan usados
que ya no pueden vivirse.
Una cáscara que estalla,
sentimientos nublados
que crujen.
Sin hora,
sin tiempo,
ahora.
Te busco,
a tientas,
corriendo,
jadeando.
Paredes golpeadas,
invocaciones viscerales.
En medio de esta oscuridad
que soy yo.
¿Dónde estás?
Intento descifrar
los cristales de la lluvia
en una red de segundos
que no vivo.
Allí, allá.
Ayer, mañana.
Y nunca abrazando
a mi aliento.
Esas gotas,
que caen del cielo
y se desarman,
el agua que corre,
se desliza,
penetra,
se eleva
y se congela
puede enseñarme más
que las sombras,
las grietas
y las rocas
del camino
que construyo.
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