Gotas
de sangre hirviendo
que estallan
a través de un muro
que derribo a mazazos.
Golpe, cascote, golpe.
Basta de muros
tuyos, míos, de otros.
Piedra entrelazada
en musgo ajeno
que ya no soporto.
Quema
la asfixia
entre paredes siamesas
que quieren ahogarme,
que sin querer construyo
con planos de otros.
Golpe, cascote, golpe.
Necesito aire
y vapor de estrellas,
las caricias,
de la humedad.
Para fluir y soltar
para creer y soñar.
Para encontrar
nuevas sonrisas
en el abrazo
del todo.
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