sábado, 16 de mayo de 2009

Ritmo

Compartimos
el mismo ritmo
de sueños
y risas,
descubierto
en esa pista
y con aquella música
que no dejamos de bailar,
una y otra vez,
en mi cabeza.

Elegir

Atesoro,
esa dulzura
que pintaste
en mis labios.
También
aquel abrazo
entre dos desconocidos
que sorprendía
por su tibieza.
El pasado vino
a reclamarte,
y te hundiste
en tus fantasmas.
Y yo,
el presente desconocido,
me fui con esas cartas
que todavía no iba a mostrarte
y que le pedís
a tu fantasma.
Cartas
que no sirve ofrecerte
porque ya las viste.
Porque soy
tan transparente
como tu fantasma.
Sin embargo,
elijo estar vivo,
y dejar de jugar
con estas mascaras,
viejas y gastadas,
a ser tu fantasma,
o con los mios.

lunes, 11 de mayo de 2009

Reparando sueños

Despierto, casi sin querer. Y me doy cuenta del regalo presente. Cuántas veces rogué la dávida celeste, la ciencia infusa, para transitar el todo.
Y tantas súplicas tenian sus respuestas, aunque yo no las reconociera. Aunque me costara transitar ese camino con unos ojos que desconocía.
Hay dolor, y muerte, y pena. Pero también estrellas, caricias y un amor no tan evidente.
Aunque, a veces, duele.
Solía bailar con el dolor. Abrazado, acariciando a mi sombra sin recibir consuelo, ni respuestas.
Otra vez, rogando por la ciencia infusa. Mi sombra había entrado en mi sangre, para desgarrar los deseos tan tiernos de mi corazón, para alimentarse de ellos y reemplazarlos por espejismos, que me hundían cada vez más en la oscuridad. ¿Tu oscuridad? ¿La oscuridad del mundo?
Mi oscuridad.
Cada vez más fuerte y fría. Cada vez más presente.
Entonces, desperté. Comprendí las respuestas, al menos algunas.
Y volví a creer en mis sueños. Y volví a caminar, ahora con otra mirada.
Comencé mi relato, el de un hombre feliz. Viví ese relato, caminando.
La oscuridad tiene la habilidad de derribarte disfrazada de tus sueños más tiernos y profundos, para que nunca vuelvas a creer en ellos. Entonces, te tiene en sus manos.
La caída fue dolorosa. Me encontré perdido, en un cráter del que no podía levantarme.
Sin estructura para mis sueños.
En esta obra, que la sombra-demiurgo gesta, somos actores que no saben improvisar y se encarcelan en guiones ajenos. Guiones tramados por nuestra adicción al dolor.
De alguna forma, en algún momento, tomamos cociencia e improvisamos. Volvemos a creer en nosotros, y en nuestros sueños.
Ya fuera del cráter, pude sonreír.
Despierto, casi sin querer. Y me doy cuenta del regalo presente.
Somos libres. Hay luz y calor, besos y abrazos. Historias felices y, lo que es más importante, finales felices.
Si creemos en ellos, y nos animamos a escribirlos.

sábado, 9 de mayo de 2009

Fantasía quemada

Sigo contando
la historia
de un hombre feliz.
Aunque el universo
me haya tentado
con el aroma de mis sueños,
para luego dejarme
sin sabor ni olfato.
Entonces,
regurgito,
y creo recuperar
el sabor.
Aunque tan sólo sean
variedades ácidas
de la amargura.
Restos
del sabor dulce de mis cantos
estafados por el universo.