Sheik

A mi gato, Sheik

Un Príncipe Blanco,
vestido de seda estelar.
Una estrella nívea
con rayos dorados.
Elegante y distante,
pero de afecto oportuno.
Un león
con patitas de algodón.
Tu aura era sagrada,
coronada por tus ojos azules.
Y tu presencia un regalo de los lamas,
y lo divino.
Príncipe Blanco,
el Cielo te ha reclamado.
Las estrellas y los dioses te reciben,
aplaudiendo tu belleza y tu ternura.
Que conozcas nuevos mundos,
que persigas nuevos sueños y aventuras.
Que conquistes nuevos corazones.
Nuestro amor está contigo.

Nueva Noche

Tu pasado,
se encarna en mí.
¿Cómo fue esa historia
de pistas y sorpresas?
¿Cómo fue el descubrimiento
de unas manos
que te conocían
de esa forma
que buscabas?
Mi piel es otra,
también mi cabello,
y reescribo
a través de ti,
el comienzo.
El tiempo juega
con nosotros,
y las lunas
entre tu despertar
y el mío
ya no existen.
Es una nueva noche,
que no pertenece a tu pasado,
ni al mío,
que es hoy.
Cuando nos descubro,
entrelazando esas manos,
saboreándonos,
para que mi principio
se endulce con tus latidos,
caricias
y palabras;
para que ese final
no te encuentre.
Estoy aquí,
volví,
estás ahí,
cuando necesitaba
esas palabras.
Invoco nuestras historias
más allá de las lunas,
para repararnos,
para comprender,
para mirar hacia atrás,
sonreír
y dejar ir.
Es mi regalo.
Porque sé,
que de una forma
u otra
volveremos
a encontrarnos.

Historia

Esos ojos
quieren decirme algo.
Esas miradas,
compartidas.
Preguntándonos...
¿Puedo?
Es un lugar que desconozco,
y que ansío.
Ese gesto,
esa mirada suspendida,
¿significa que vos también
lo habitaste en tus sueños?
Quiero,
este inicio.
En el que terminamos abrazados,
diciéndonos que todo está bien,
y que este
es el camino.