Espero ese tacto,
que me despierte,
abrigado,
como un rayo del sol.
Mi mano es una pieza
que espera la tuya.
Ese día
en el que sienta
que puedo dormir
escuchando el ritmo nuevo
y a la vez eterno;
disfrazado con nuevos aromas
y caricias,
pero con el mismo calor
que resuena
en mis sueños.
lunes, 12 de octubre de 2009
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